Song to say goodbye

Una vez más le digo adiós a un año, un año que, definitivamente fue el que más metamorfoseé. Volteándome retrospectivamente, creo no arrepentirme de nada. Sí, hubieron cambios, errores, consecuencias, llantos, alegrías, confusiones, locura. Y no, no me arrepiento de nada.
Este año cerré varias etapas. La más notoria y obvia, el haber salido del colegio. Algo que muchas veces vi tan lejano ¿y ahora? Ahora ya pasó, ya lo viví, ya se fue. Hay muchos pequeños ciclos que cerré, y deseché pero que ahora, incluso, no vale la pena recordar. De todos aprendí, de todos esas pequeñas etapas cerradas me quedó un pedacito dentro mío, y de todos, procuro no volver a vivirlos.
Teóricamente maté tantas personas, entes y mundos dentro mío. Algunos los maté con dolor, mientras que a otros los maté sin misericordia. Ahora sé que todo tenía su razón de ser.
Pero ya basta del pasado. Carpe Diem, sí, ahora mi presente eres tú y parece tan mágico aceptarlo. Te amo más que a nada, y sólo espero que este nuevo año que se avecina, podamos lograr ser felices, juntos y ojalá que para siempre. Sé que nuestro romance va sólo en el comienzo, pero tengo tantas ganas de querer vivirlo todo en esos pequeños pedacitos de días en que estamos juntos.
No quiero colmar este escrito de deseos, sueños o suerte para este 2010, pero inevitablemente tendré que decir que sea lo que sea que me deparé el futuro, sea feliz. Que haga lo quiero, y sentirme como ahora, arrepentida de nada.

...Y ya puedo sentir - o más bien imaginar- tu barba rozando mi cara. Así sería feliz eternamente.

Darkénia
Paz Oyarzún