Resulta que me cansé de escribir sobre ti, de tus ojos ciegos, de tus pestañas azules, de tus manos insensibles. Me cansé de vivirte - o revivirte - en la palabra pasión - o locura -. Ya no quiero tus ráfagas de viento, tus caricias turbadoras, ni tus laberintos. Ya no quiero tus oscuridades ni tu falsa luz. Me cansé de construirte, destruirte y reconstruirte en hojas opacas. Me cansé de amarte sobre camas ajenas, olvidarte al salir a la calle y volverte amar en pedacitos, al cerrar los ojos.
Me cansé de que no seamos nada. De no existir ni existir-nos.
Paz Danae Oyarzún
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