miércoles, febrero 03, 2010

La verdad dentro de un soldado


Estábamos en plena guerra, en la Primera Guerra Mundial, la tensión se podía ver, sentir, oler y tocar. Todo era impredecible, todo cambiaba a cada instante. Unos morían, otros se salvaban; unos ganaban, otros perdían. Así se pasaba el tiempo en la primera gran Batalla de Marne en 1914.
Yo era soldado francés, tenía 24 años cuando comenzó la guerra; y mi verdad es que siempre sentí miedo durante las batallas, hasta ahora, que agonizo por consecuencia de éstas. No tengo padres, ellos murieron hace años, ni siquiera sé la causa de su muerte pues yo sólo tenía 3 años cuando ellos dejaron de existir. Pero tengo un hermano que no he vuelto a ver desde que comenzó la guerra. Espero poder ver a mi hermano antes de morir, estoy seguro de que él está vivo, o por lo menos eso me dice mi extraña conexión con mi gemelo.
La Batalla en Marne comenzó por combatir la famosa estrategia del ejército alemán llamado Plan Schlieffen. Este plan fracasó, pues este consistía en atacar a Francia a través de Bélgica, pero el ejército belga puso tal resistencia que cuando llegaron los alemanes a Francia pudimos con ellos. Luego de esta guerra, comenzó la llamada Guerra de posiciones. En esta guerra se ocupó como estrategia principal las trincheras, lugar físico donde la vida pasaba lenta, tensa, triste y pestilente. Fue allí donde muchos de mis compañeros perecieron, allí mismo donde yo seguía vivo sin ganas de vivir, donde mi vida sólo servía para matar a otros.
No puedo comprender cómo algunos son felices quitando vidas, no lo puedo entender. ¿Cómo un ser humano puede estar orgulloso de matar a otros? Nacionalismo exacerbado y mal guiado, esa es la única respuesta que se me viene a la mente cada vez que me pongo a pensar en esto. Yo no soy nacionalista, nunca lo seré y nunca seré parte de esta nación que se dedica a matar a otra nación, un humano que mata a otro humano. Si esto llega a ser leído por algún militante francés, me mataría de una vez, no lentamente como estoy muriendo en este instante.
Mi vida comenzó a decaer desde esa guerra, la Guerra de Posiciones, o también llamada la Guerra de Trincheras en 1915. Durante esta larga y ardua batalla hicieron presencia monstruosos armamentos, tales como ametralladoras capaces de matar varios soldados de una vez. Granadas que hacen gran ruido y explosión. Tanques, este sí que era un verdadero monstruo gigante, oscuro, destruía todo a su paso y podía atacar a grandes distancias. Todo esto era mucho para mí, demasiado impactante, ese no parecía el mundo donde estuve acostumbrado a vivir, estaba rodeado de seres ruidosos y horribles.
Pero sin duda el más horrible, inhumano, letal y silencioso monstruo fueron los gases tóxicos como “El Gas Mostaza”. Este mortífero gas es el que me tiene postrado en cama desde 1915. Cuando yo y otros soldados atacábamos desde las trincheras, las ofensivas alemanas nos lanzaron bombas que en su interior contenían este pernicioso gas. Yo y los demás soldados corrimos sin pensarlo, pero el gas era tan oleoso y pegajoso que el escapar no servía de nada.
Fue así que 24 horas luego del ataque, manifesté los extraños efectos del gas y los que me tienen ahora agonizante. Estoy perdiendo la vista, tengo irritación y dolorosas ampollas sobre la piel. Y no sólo por fuera se ven los síntomas, sino también dentro de mí, pues a ratos vomito sangre. Me duele todo mi interior, hasta mis pensamientos. Me duele morir así, me duele haber sido soldado de la Primera Guerra Mundial, me duele no haber sido feliz. Y lo único que pido antes de morir, es que guardes este escrito, hermano. Sé feliz, ojala sobrevivas de esta guerra.
Ninguna nación será vencedora o vencida, pero el único trofeo que verdaderamente se ganó fue miles de cadáveres sin vida.

Redactado por: Paz Oyarzún
("Darkénia")

Imagen: Lorddufay
http://lorddufay.deviantart.com/art/War-15891494

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