Hoy anduvo la muerte buscando entre mis libros alguna cosa. Hoy por la noche anduvo, entre papeles, averiguando cómo he sido, cómo ha sido mi vida, cuánto tiempo perdí, cómo escribía cuando había verduleros que venían de las quintas, cuando tenía dos novias, un lindo jopo, dos pares de zapatos, cuando no había televisión, ese mundo a los pies, violento, imbécil, abrumador, esa novela canallesca escrita por un loco. Hoy anduvo la muerte entre mis libros buscando mi pasado, buscando los veranos del 40, los muchachitos bajo la manguera, las siestas clandestinas, los plátanos del barrio, asesinados, tallados en el alma. Hoy anduvo la muerte revisando mi abono del tranvía, mis amigos, sus nombres, las noches del Café Montevideo, las encomiendas por la Onda con olor a estofado, revisando a mi padre, su Berreta, su Baldomir, revisando a mi madre, su hemiplejia, al Uruguay batllista, a Arístides querido, a mis anarcos queridos bajo bandera, bajo mortaja, bajo vinos, y versos interminables. Hoy anduvo la muerte revisando los ruidos del teléfono, distintos bajo los dedos índices, las fotos, el termómetro, los muertos y los vivos, los pálidos fantasmas que me habitan, sus pies y sus manos múltiples, sus ojos y sus dientes, bajo sospecha de subversión. Y no halló nada. No pudo hallar a Batlle, ni a mi padre, ni a mi madre, ni a Marx, ni a Arístides, ni a Lenin, ni al Príncipe Kropotkin, ni al Uruguay ni a nadie. Ni a los muertos Fernández más recientes. A mí tampoco me encontró. Yo había tomado un ómnibus al Cerro e iba sentado al lado de la vida. Pasé frente al Nocturno y la vida había pintado unos carteles. Pregunté en una esquina por la hora, y en la bolsa del hombre que me dijo la hora iba la vida, junto con su almuerzo. Hoy dejaré las puertas y las ventanas de mi casa abiertas, y la noche entrará por todas las ventanas de mi casa, por todas las ventanas de todo el barrio, por todas las ventanas de todos los cuarteles y de todas las cárceles, por todas las ventanas de los hospitales. La noche entrará, cabeceando, saltará para adentro, sombra a sombra a la luz del farol, se echará en el piso como un perro, y aguardaré hasta la madrugada. Hoy, dejaré las puertas y las ventanas de mi casa, abiertas, para siempre...
Alfredo Zitarrosa
"Guitarra Negra"
Allanamiento
"Guitarra Negra"
Allanamiento
(Texto parte de un conjuto de escritos sonoros que forman "Guitarra Negra" de Alfredo Zitarrosa. Su primera edición fue en 1977, presentado por el autor como "Contracanciones" género particular creado por él mismo para definirlas, ante su imprecisa ubicación conceptual, musical y literaria).
Audio Parte I
hola¡ gracias por pasar a comentarme. que gusto que te guste ;) por favor...no me digas Señor jejeje
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